Crónica de un accidente anunciado en una vía de Rionegro

La comunidad de Galicia ya había alertado a la Alcaldía y a la empresa de acueducto el peligro de esos huecos

Juan era habitante del sector Cuatro Esquinas de Rionegro, de los Garcias de Abreo;frecuentaba la vereda Galicia, donde tenía una pequeña finquita de recreo junto a su familia, a quienes les entró esa llamada que nadie nunca quisiera recibir y que le decía a su esposa “vengase, es Juan”.

Las ambulancias llegaron, pero ya era tarde, de a poco la gente comenzó a amontonarse en el sitio. Allí sobre el frío pavimento reposaba el cuerpo de Juan, aún tibio, el cuerpo de ese padre y esposo que quería llevar de vacaciones a su familia y a quien sus amigos lo estimaban y llevaban en el corazón por su forma de ser.

La multitud que llegó, aún sin saber quién era la víctima, estaban consternados, solo se escuchaba “eso se sabía”, “si ve, si ven”, o “estaba demorado”, pues muchos de los que allí llegaron, se tomaron el trabajo hace un año de hacer pancartas para pedir, casi que suplicar, por el arreglo definitivo de esta vía, que hasta ahora no tenía victimas fatales, pero que como dijeron ayer, “se había demorado”, pues uno que otro motociclista sí tenía el recuerdo del “destapado”, grabado en sus codos y rodillas, pero nada había sido grave, hasta un ciclista profesional de esos que corren la Vuelta a Colombia, a lo mejor el próximo “Rigoberto” dejó a comienzo de año su piel en la misma curva, esa que llevara el nombre de Juan Pa.

La reflexión ahora es, ¿Qué más debe pasar? Sobre su muerte se especuló que iba “tomaito” y que alguien se le atravesó, razones que aún así, no le quitan el mérito a la desgracia y menos al frenon que lo llevó a contemplar su lecho de muerte. Si el hueco no hubiera estado, el cuento otro sería.