Funan a Camilo Cifuentes y la gente pregunta: ¿Ahora ayudar también molesta?

El reconocido creador de contenido Camilo Cifuentes, popular por su lema “Yo afán no tengo” y sus videos de ayuda social anónima a vendedores ambulantes, se vio forzado a reducir drásticamente su presencia en redes sociales tras enfrentar una ola de críticas y controversia. Su formato, en el que registraba encuentros espontáneos donando dinero y bienes a personas vulnerables, pasó de ser un ejemplo de empatía a ser objeto de debate sobre los límites de la solidaridad en la era digital.

La controversia escaló cuando voces en plataformas como X (anteriormente Twitter) acusaron al creador de contenido de “camuflar su narcisismo en obras de caridad” y de lucrarse con la exposición del sufrimiento ajeno. Los críticos señalaron que su contenido, aunque generoso, no cuestionaba ni abordaba las causas estructurales de la pobreza que intentaba mitigar. Este debate puso en el centro la delgada línea entre el altruismo genuino y la exhibición de la generosidad como contenido viral.

A pesar del cuestionamiento, Cifuentes optó por el silencio, prefiriendo responder con acciones: sus últimos videos antes de su retiro temporal mostraban donaciones significativas a una joven emprendedora y a una adolescente para su fiesta de 15 años. El influencer, cuyo proyecto nació de una crisis personal tras recibir un gesto de ayuda, ha mantenido que su intención es replicar esa cadena de favores sin buscar protagonismo, razón por la cual graba sin mostrar su rostro. Con su lema más vigente que nunca, la polémica obligó al creador a mantener un perfil bajo, mientras su trabajo sigue reabriendo el debate sobre el impacto de la caridad mediática.